¿Cómo diferenciar la fiebre amarilla del dengue? Aquí le explicamos

Ambas enfermedades comparten síntomas iniciales como fiebre, dolor de cabeza y malestar general. Sin embargo, la fiebre amarilla progresa de forma más agresiva y suele afectar órganos vitales en menos tiempo.

“En el 100% de los pacientes va a haber fiebre, aproximadamente en el 80% dolor de cabeza. En el resto puede haber dolor abdominal, muscular, y en casos más avanzados, sangrados”, explicó el médico.

La principal diferencia, según Forero, está en la gravedad del cuadro clínico y en la mortalidad.

“Infortunadamente, la mortalidad de la fiebre amarilla para pacientes no vacunados puede alcanzar cifras de hasta el 70% en contraste al dengue con valores mucho menor. Por eso la identificación temprana es vital para poder llegar a intervenciones oportunas que puedan modificar esta mortalidad.”

Mientras el dengue permite una respuesta médica más prolongada, la fiebre amarilla no da margen de maniobra.

“Los pacientes llegan y al cuarto día están en condición crítica, y si no se intervienen de manera adecuada, a las 48 horas están muertos. Dengue da un poco más de tiempo para la intervención”, subrayó.

Diagnóstico: una sola prueba confirma la fiebre amarilla
El especialista explicó que, aunque las pruebas rápidas de dengue se realizan en laboratorios locales, solo el Instituto Nacional de Salud (INS) está autorizado para confirmar casos de fiebre amarilla mediante una prueba molecular que detecta el material genético del virus.

“El estándar de oro para el diagnóstico de la fiebre amarilla es la identificación del material genético del virus que la realiza el Instituto Nacional de Salud por ser una enfermedad de notificación mundial obligatoria.”

El problema, añadió, es que los pacientes con fiebre amarilla pueden obtener resultados falsamente positivos para dengue, lo que retrasa el tratamiento adecuado.

“Pacientes inclusive con fiebre amarilla pueden tener estas pruebas para dengue positivas por el carácter rápido de la identificación”, explicó Forero.

Tratamientos opuestos y una vacuna decisiva
La diferencia más contundente entre ambas enfermedades está en su manejo terapéutico. En la fiebre amarilla, la vacunación es el único método efectivo para prevenir desenlaces fatales, mientras que el dengue se trata con medidas de soporte hospitalario.

“La medida terapéutica que modifica los desenlaces en la fiebre amarilla es la vacunación. Infortunadamente, es lo único que se dispone para la prevención”, señaló.

“Por el contrario, el dengue tiene un enfoque un poco diferente, orientado hacia la reanimación con líquidos, el control del sangrado y la disfunción del hígado.”

Una enfermedad rápida, silenciosa y prevenible
Los síntomas de la fiebre amarilla aparecen entre el tercer y sexto día después de la picadura del mosquito, con una evolución crítica en cuestión de horas si el paciente no está inmunizado.

“La fiebre amarilla produce enfermedad crítica en un periodo más corto de tiempo. Los pacientes llegan al cuarto, quinto día, quienes no están vacunados hacen deterioro clínico rápido y a las 48 horas si no se intervienen fallecen”, advirtió el médico.

Finalmente, Forero insistió en que la prevención y la vacunación siguen siendo las principales armas para frenar la expansión del virus.

“Primer mensaje, la vacunación. Es lo único que ha demostrado para fiebre amarilla un cambio en esta mortalidad. Utilizar toldillos, hacer todas las medidas necesarias para evitar la propagación del mosquito, y si no se logra la vacunación, evitar las zonas en riesgo”, concluyó.

GD

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