La imposición de nuevos aranceles a las importaciones provenientes de Asia, principalmente de China, tendrá efectos mixtos en la economía mexicana: por un lado, representará beneficios para sectores como el vestido, el calzado y el juguete, pero también implicará mayores costos para industrias manufactureras que dependen de insumos de origen chino. Así lo advirtió Mireya Pasillas, académica de la Escuela de Negocios del ITESO, quien señaló que esta medida inevitablemente provocará un aumento en los precios de diversos productos y, en consecuencia, presionará al alza la inflación.
“Por un lado va a traer incremento de costos porque muchos de los productos chinos son también insumos para la manufactura; entonces, podría aumentar los costos de las empresas, de bienes finales y afectar la inflación”, puntualizó la especialista.
De acuerdo con Pasillas, esta estrategia responde, en parte, a la necesidad del Gobierno mexicano de atender las presiones de Estados Unidos en materia comercial. “Puede significar que México tendrá mayor margen de negociación porque estaría haciendo algo que Washington le ha solicitado: contener las importaciones chinas. Esto podría beneficiar a México en la próxima revisión del T-MEC”, sostuvo.
La académica explicó que la medida funciona como una jugada de equilibrio. Al imponer aranceles a productos chinos, México encarece esas importaciones y abre la puerta a sustituirlas por bienes estadounidenses, lo que reduce la presión de su principal socio comercial. Sin embargo, advirtió que esta decisión también acarrea riesgos: “Podría afectar la competitividad de las industrias mexicanas que dependen de insumos asiáticos, encareciendo la producción y limitando su capacidad de competir en mercados internacionales. Además, genera la posibilidad de tensiones con China, un socio clave en la diversificación del comercio exterior de México”.
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) proyectó un aumento relevante en la recaudación por concepto de aranceles en el Paquete Económico 2026. Según el documento, los ingresos tributarios por importación pasarán de 174 mil 986 millones de pesos en 2025 a 254 mil millones en 2026, lo que implica un incremento del 40.7%.
Este crecimiento representa el 23.4% del aumento total esperado en la recaudación tributaria. No obstante, la especialista aclaró que, aunque el salto es considerable, sigue siendo un rubro menor en comparación con otras fuentes de ingresos. “Los impuestos a la importación, incluso con el ajuste de 2026, representan apenas 4.4% del total de los ingresos tributarios. Es un aumento importante, pero todavía marginal si lo comparamos con el ISR, el IVA o el IEPS”, explicó.
De acuerdo con los cálculos de Hacienda, el Impuesto Sobre la Renta concentra 52.6% de los ingresos tributarios, el IVA 27.2% y el IEPS 13%. En términos del Producto Interno Bruto (PIB), los impuestos a las importaciones pasarán de 0.45% en 2025 a 0.61% en 2026.
El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, reconoció que los aranceles podrían tener un efecto inflacionario, aunque aseguró que estarán dirigidos a sectores con altos déficits comerciales frente a China y con tendencia creciente. Entre ellos se encuentran la industria textil, la siderúrgica y la automotriz.
En el caso de los automóviles importados desde China, la tarifa actual del 20% se elevaría hasta 50%, lo que impactará en un mercado que ha ganado relevancia en México durante los últimos años.
El Gobierno chino rechazó la medida, que aún requiere aprobación del Poder Legislativo, y advirtió que podría responder con acciones comerciales recíprocas.
Además de China, los aranceles también se extenderán a países sin acuerdo comercial con México, como Corea del Sur, India, Indonesia, Rusia y Tailandia.
La implementación de esta política comercial coloca a México en una posición compleja. Si bien puede fortalecer su relación con Estados Unidos en un contexto de renegociación del T-MEC, también arriesga el vínculo con países asiáticos que han sido fundamentales para la diversificación del comercio mexicano en las últimas dos décadas.
Los sectores de vestido, calzado y juguete se perfilan como los principales beneficiados, al reducirse la competencia de productos asiáticos de bajo costo. En contraste, las industrias manufactureras que dependen de maquinaria, componentes electrónicos o insumos químicos de origen chino verán incrementados sus costos, lo que podría traducirse en pérdida de competitividad y mayores precios al consumidor
“Se trata de una medida con beneficios a corto plazo en algunos sectores, pero con costos estructurales en otros. El reto será encontrar un equilibrio que permita aprovechar las ventajas sin frenar la competitividad del país”, concluyó Pasillas.
JZ