La Organización de Naciones Unidas (ONU) declaró ayer “oficialmente” la hambruna en la ciudad de Gaza, después de que sus expertos advirtieron que poco más de medio millón de personas se encuentran en una situación “catastrófica” y prevén que se extienda en el enclave palestino durante el próximo mes, al tiempo que aseguró que este es “un fracaso de la humanidad y un crimen de guerra”.
Antonio Guterres, secretario general de la ONU, sostuvo que “es un desastre provocado por el hombre, una crítica moral y un fracaso de la humanidad”; asimismo, indicó que la hambruna “no tiene que ver con la comida; es el colapso deliberado de los sistemas necesarios para la supervivencia humana”.
Tras meses de alertas sobre una hambruna en el territorio devastado por la guerra, la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria (IPC), organismo de la ONU con sede en Roma, confirmó que la ciudad de Gaza atraviesa actualmente una escasez alimentaria y se espera que se extienda a las zonas de Deir al Balah y Jan Yunis a finales de septiembre.
La gobernación de Gaza representa aproximadamente 20 por ciento del territorio palestino; si se le suma Jan Yunis (29.5) y Deir al Balah (16), se llega a 65.5 por ciento, lo que equivale a dos tercios de la franja de Gaza, con 365 kilómetros cuadrados y donde viven hacinados más de 2 millones de palestinos.
El alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, afirmó que “es un crimen de guerra utilizar la falta de comida con fines militares” y que la hambruna es el “resultado directo de las acciones emprendidas por el gobierno israelí
El canciller español, José Manuel Albares, condenó la “hambruna inducida” en el territorio palestino y exigió a Tel Aviv el cumplimiento de sus obligaciones humanitarias; en su cuenta de X, escribió que “no podemos tolerar más muertes inocentes de civiles palestinos”.
Organizaciones humanitarias internacionales (Save the Children, Plan Internacional, Oxfam y Acción contra el Hambre) condenaron la catástrofe “final e inevitable” en Gaza, aseguraron que “los niños y las niñas pagan el precio más alto” y que los efectos serán irreversibles para muchos menores del enclave.
WA