Alfonso Villegas García
Resulta que los acontecimientos funestos en Jalisco (Rancho de Izaguirre, Teuchitlán); la presión de poner aranceles a productos mexicanos; inversión creciente para Dos Bocas con resultados muy pobres; clasificar las obras prioritarias por el expresidente López Obrador como de seguridad nacional, con tal de nos ser auditadas; la existencia de corrupción por parte de BIRMEX, la misma empresa que no logró distribuir medicamento en el sexenio pasado y que ahora con sobre costo por más de 13 mil millones de pesos y con un bajo nivel de cobertura a la meta trazada para las primeras entregas, con el 23%, nos deja ver que hay observaciones a las tareas del Primer Piso de la Cuarta “T”. tanto por la opinión pública como por el propio gobierno.
Por otro lado, el segundo piso ha estado observado y delimitado a partir de las presiones reales de los que no nada más observan, sino que actúan con importante peso específico.
Un peso específico que no estaba contemplado en la estrategia de limpiar los escenarios políticos, sociales y económicos del país por la fuerte hegemonía electoral y reformas acuciosas, que dejan en tela de juicio la existencia de contrapesos. Contrapesos que existían por exigencia de la sociedad civil y de la política, para asegurar que un poder hegemónico no fuera la única voz -sí, fue contra el PRI y después contra el PAN-.
Penosamente esa presión real es por parte de un país extranjero, por parte de Estados Unidos. La única oposición real en contra de la hegemonía de gobierno y de poder, tanto en el Ejecutivo y en el Legislativo y no falta mucho que haya presencia relativa o tácita en el Judicial.
Todos sabemos que el presidente Donald Trump ha presionado con la ejecución de aranceles por la falta de gobierno para garantizar seguridad nacional e internacional, en especial por la falta de control de la migración ilegal, el comercio de estupefacientes y en especial el fentanilo a su país y la creciente presencia del crimen organizado en las acciones públicas. Al grado de acusar a México de que el crimen organizado, sea calificado como terrorismo en contra de Estados Unidos.
Por supuesto que todo esto nos hace pensar que el primer piso que estuvo compuesto por abrazos y no balazos, fue modificado por más balazos -y dicen que no como Calderón, quizá no porque hoy se trabaja como un asunto de seguridad nacional, aunque se niegue, pero el trabajo de inteligencia y coordinado militarmente lo afirma así-.
Otra observación por la presidenta Claudia Sheinbaum, a esa primera etapa de la 4ta T, es el recambio a la forma de entrega de medicamentos por la empresa BIRMEX, porque antes era la propuesta de la super farmacia y ahora es la entrega por regiones y de manera directa por los proveedores.
A eso habrá que agregar que BIRMEX tiene ya observaciones que se mencionaron al principio y que la frustración sigue con la falta de entrega del total prometido de medicinas.
Este comentario nos ayuda para reflejar que hubo una contradicción real entre el famoso código de ética promovido por el otrora presidente de México y los resultados y no nada más por BIRMEX, sino SEGALMEX, el no cumplimiento de productividad de Dos Bocas, la ineficiencia operativa del actual aeropuerto -AIFA-; del gasto que significó viajar en avión particular en vez de usar el avión presidencial, etc.
Tenemos una presidenta con agallas, con una claridad de acción por su experiencia gubernamental en una ciudad de por sí cosmopolita, pluri política, y sobre todo de multiniveles de necesidades económicas, sociales y culturales, como lo es la Ciudad de México.
Este perfil genera la confianza necesaria para entender que se está adaptando a las necesidades de coyuntura. Sin embargo, esta capacidad también puede poner en tela de juicio sus proyectos de largo plazo, porque hasta ahora no se ve claro cómo ir resolviendo una deuda pública creciente desde el sexenio anterior y aceptada por su gobierno -recuérdese que ha dicho la presidenta que nadie se meta con el expresidente López Obrador-.
A la vez, generar más políticas sociales con subsidio que difícilmente tiene escenarios efectivos de cumplirse honrosamente en el largo plazo. En su continuidad, sin afectar la balanza de pagos y las estrategias de atención a las necesidades nacionales de todo tipo, desde la infraestructura cobertura educativa y servicios de salud con calidad – la misma que que por cierto se dijo en el sexenio anterior que sería como el de Noruega-.
México necesita efectivamente acciones contundentes de contrapeso y radicales contra el crimen organizado, como se está viendo, por cierto. Pero, a la vez, estos resultados positivos han puesto en tela de juicio lo que no se logró en el sexenio anterior.
Con ello, se demuestra claramente que hay un tácito desacuerdo. Hay un recambio a la política de abrazos y no balazos, es decir, sí se afectó una continuidad de ese primer piso.
Así también, el Plan México es una muestra del actual gobierno para distanciarse de la visión unilateral del estado benefactor para perseguir a través de una visión popular el quehacer del gobierno con las políticas sociales, al momento de que este expone la participación de todos los sectores con un criterio que no se leyó desde el primer sexenio y es el de Desarrollo Compartido. Concepto que está por demás definiendo una política socialdemócrata, que, si tiene efectos, será plausible y por tanto también se alejará a esa visión de la fantasía “socialista” que se planteaba. Muy contraria en sus resultados, al momento de que ese sexenio logró, al igual que los demás sexenios, que el más rico se volviera más rico y el más pobre creció.
Este gobierno le toca “reforzar” las trabes del primer piso y aclarar con qué acabados el segundo podrá cerrar el sexenio, sin que se quede como en el primer nivel: en parcial obra negra.
A darle mi presidenta y ya sabe que cuenta con nosotros, sólo es que abra su convocatoria, realmente, para que muchos participemos y no sólo los amigos. Viva México.
baf