El proceso de concentración de poder de la Presidencia de la República no sólo ha debilitado al Poder Judicial, sino a los estados de la República.
Por Jorge Cano (@Jorge_eCano) y Christopher Cernichiaro (@Chris___CR)*
Conforme concentra poder político, el Gobierno también se queda con una mayor “rebanada” de los recursos fiscales federales para gastar a discreción. Conviene entonces recordar que el federalismo fiscal, cuando es llevado adecuadamente, limita esa acumulación excesiva de poder en un solo nivel de gobierno y reduce el riesgo de abusos y discrecionalidad. Es un principio crucial no sólo para la descentralización en la toma de decisiones y el fortalecimiento de los Gobiernos locales, sino para promover un sistema de pesos y contrapesos. Resulta que vamos en el camino opuesto…
Al tercer trimestre de 2024, los recursos que reciben los estados por la recaudación tributaria federal e ingresos petroleros, también llamado gasto federalizado, representó apenas el 29.3% del gasto neto del sector público. Es el porcentaje más bajo registrado en un tercer trimestre desde hace 27 años que hay datos disponibles.
¿Por qué es importante el gasto federalizado?
El gasto federalizado en México representa los recursos que el Gobierno federal transfiere a los estados y municipios para que puedan prestar servicios públicos esenciales para la población —como salud, educación o seguridad, entre otros—, y financiar proyectos de desarrollo. Alrededor del 85% de todos los recursos con los que cuentan los gobiernos estatales, provienen de estas transferencias que reciben de la Federación. Este tipo de gasto es clave para fomentar la equidad en el desarrollo regional porque las entidades con menor avance económico tienen preferencia en la recepción de recursos. Además, se fomenta la autonomía de los estados.
¿Cómo funciona el gasto federalizado?
Estas transferencias a estados y municipios se componen de: a) Participaciones (que son recursos de libre disposición), b) Aportaciones (que son transferencias etiquetadas específicamente para áreas prioritarias como educación, salud, seguridad pública, fortalecimiento institucional e infraestructura social) y c) Recursos destinados a protección social en salud para la población sin seguridad social, convenios de descentralización, convenios de reasignación y subsidios del ramo 23.
¿Por qué existe este esquema?
La idea es mejorar la eficiencia en la recaudación y distribución de impuestos. Debido a la naturaleza del cobro del Impuesto al Valor Agregado (IVA) o del Impuesto Sobre la Renta (ISR) es más eficiente que la Federación los recaude y redistribuya a las entidades federativas según criterios de población u objetivos sociales.
¿Qué nos dicen los números del gasto federalizado en 2024?
Para septiembre de 2024 (prácticamente al cierre del Gobierno de López Obrador), el gasto federalizado alcanzó 1.96 billones de pesos. Comparado con el mismo periodo de 2018 (al finalizar el sexenio previo), estos recursos aumentaron en sólo 1.4%, es decir, 26.8 mil millones de pesos (mmdp).
En contraste, durante el sexenio de Peña Nieto, el gasto federalizado creció 17.5%, con Calderón 28.1% y con Fox 53.4%. Es decir, en cuatro administraciones, el crecimiento de los recursos públicos transferidos a los estados no había sido tan restringido. La tendencia actual limita el financiamiento de áreas clave a nivel estatal y municipal, como salud y educación, entre otros rubros determinantes.
¿Por qué el aumento tan limitado?
Hay que recordar que las Participaciones y Aportaciones están blindadas por la Ley de Coordinación Fiscal (LCF), mientras que el resto de fondos del gasto federalizado pueden ser reducidas a discreción. Esto fue lo que sucedió con el Ramo 23 y los recursos para protección social en salud.
Si bien de 2018 a 2024, las Participaciones y Aportaciones aumentaron 12% y 4.7% respectivamente, los subsidios del Ramo 23 bajaron casi 90%, y los recursos para protección en salud cerca de 23%.
Reducción en el gasto federalizado para Salud
Con la creación del IMSS-Bienestar en 2023 se modificó la LCF para que la Federación administre ahora los recursos en salud que anteriormente se transferían a las entidades a través del Fondo de Aportaciones para los Servicios de Salud (FASSA)
Como lo hemos explicado ya en este otro analisis sobre la paradoja del gasto en salud, los estados que firmaron el acuerdo del IMSS-Bienestar han comenzado a devolver a Gobierno federal la gestión de la infraestructura en salud y de las plazas médicas y, por consiguiente, los recursos que anteriormente recibían para su pago. Este proceso es lo que explica que el gasto federalizado en este rubro haya caído recientemente de manera tan dramática.
Al tercer trimestre de 2014, el FASSA y los recursos para protección en salud, sumaron 126.2 mmdp, una caída de 12.2% (17.5 mmdp) en términos reales en comparación con el mismo periodo de 2023. El descenso se explica por una disminución del 20.8% (19 mmdp) en el FASSA, mientras que los recursos para protección en salud apenas subieron 2.8% (1.5 mmdp).
Frente al cierre del sexenio de Peña Niero, el gasto federalizado en salud se ha contraído un 21.6% en términos reales, con el FASSA disminuyendo un 20.7% y los recursos para protección en salud cayendo aún más: 22.9%. Es importante señalar que la administración de López Obrador registró cuatro años consecutivos de reducción en el gasto federalizado para salud: 2021, 2022, 2023 y 2024. Su participación dentro del gasto federalizado total también ha disminuido, pasando del 3.9% en 2021 al 2.7% en 2024.
Esta continua disminución refleja un retroceso en el proceso de descentralización en la provisión de la salud pública. Anteriormente se apostaba a que los gobiernos estatales —que en teoría cuentan con una mayor cercanía y conocimiento de los problemas locales— gestionaran de manera más eficiente la salud pública. Ahora, la apuesta es la dirección centralizada.
El resultado: la concentración de poder
En el sexenio de AMLO, el gasto federalizado perdió peso dentro del presupuesto público. Al tercer trimestre de 2024, representa sólo el 29.3% del gasto neto del sector público presupuestario, el porcentaje más bajo registrado en un tercer trimestre desde que hay datos disponibles.
Una tendencia similar se observa al analizar el gasto federalizado como porcentaje del gasto programable —que financia bienes y servicios públicos esenciales—. Al cierre del tercer trimestre de 2024, representa apenas el 41% del gasto programable. Es el nivel más bajo desde 1998.
La reducción en la participación del gasto federalizado dentro del presupuesto, muestra un desplazamiento en las prioridades nacionales. Se está limitando el margen de acción que los estados y municipios tenían para cubrir sus necesidades económicas y demandas sociales.
Dependencia del Gasto Federalizado y Vulnerabilidad de los Presupuestos Estatales
Ya habíamos mencionado que el gasto federalizado constituye, en promedio, el 85% de los recursos públicos de los estados. Incluso en estados con menor dependencia, como Ciudad de México, Nuevo León y Quintana Roo, el gasto federalizado representa más de la mitad de sus recursos totales. En entidades con mayor dependencia, como Chiapas o Oaxaca, aproximadamente, de cada 100 pesos, 95 son de origen federal.
Esta alta dependencia implica que las reducciones o el lento crecimiento del gasto federalizado dificulta que los estados cubran necesidades básicas y debilita su autonomía para desarrollar políticas públicas.
Además, el gasto federalizado tuvo variaciones desiguales entre entidades: Nuevo León tuvo un aumento de 17.4%, Chihuahua de 9.4%, y Guanajuato 8.8%. No obstante, 18 entidades presentan retrocesos: Campeche fue el más afectado, con una disminución de 17.7%; aún así, sigue siendo el estado con el mayor gasto federalizado per cápita, ya que se beneficia mayoritariamente del Fondo de Extracción de Hidrocarburos (FEXHI), el cual otorga recursos a las entidades productoras de petróleo. Otras entidades con caídas son Ciudad de México (-12.1%), Colima (-11.4%) y Durango (-10.3%).
En términos reales per cápita, esta vulnerabilidad se hace aún más evidente: mientras que en el primer trimestre de 2024, Campeche, Baja California Sur y Tabasco reciben 19,129, 19,007 y 18,674 pesos per cápita. En el extremo opuesto, Estado de México, Guanajuato y Puebla captan apenas 12,315, 12,371 y 12,729 pesos por habitante.
Recomendaciones para Optimizar el Gasto Federalizado
El debilitamiento del gasto federalizado en el actual sexenio ha incrementado la vulnerabilidad de los estados y municipios. Para revertir esta situación, se recomiendan las siguientes acciones de política pública:
1. Reforzar el compromiso con la descentralización: Restituir un mayor porcentaje del gasto federalizado, especialmente en rubros críticos como salud y educación.
2. Fomentar la recaudación local: Impulsar reformas que fortalezcan los ingresos propios de los estados mediante mejoras en administración tributaria y ampliación de la base fiscal.
3. Asegurar la estabilidad del gasto federalizado: Implementar mecanismos que protejan estos recursos de fluctuaciones presupuestarias que comprometan la capacidad de los estados para planificar y ejecutar políticas públicas a mediano y largo plazo.
4. Monitoreo y evaluación: Establecer indicadores de desempeño que permitan medir el impacto de las transferencias en el desarrollo regional y bienestar de la población, ajustando las políticas de asignación de recursos en función de los resultados obtenidos.
baf