El estrés emocional está considerado un factor de riesgo de enfermedades cardiovasculares, además, de acuerdo con el informe “El estado del lugar de trabajo 2023”, elaborado por Gallup, empresa de análisis de información, menciona que el 48% de los trabajadores en México vive con altos niveles de estrés laboral, uno de los más altos registrados en América Latina.
Cuando una persona sufre de estrés prolongado, el cuerpo libera hormonas como el cortisol y la adrenalina, lo que puede elevar la presión arterial y la frecuencia cardíaca[2]. La alta presión sanguínea ejerce una carga excesiva sobre el corazón, debilitándolo con el tiempo; por ello, es fundamental controlarla y adoptar hábitos de vida saludables.
Por otro lado, la evidencia científica sugiere que existe una correlación entre el estrés y el aumento de colesterol, la hipertensión, el tabaquismo y el sedentarismo, factores que también pueden impactar directamente en la salud cardiovascular[3].
De acuerdo con el Dr. Antonio Jordán Ríos, médico cardiólogo, el estrés es una reacción del organismo ante situaciones adversas que puede provocar taquicardia, sudoración excesiva, levantamiento de los vellos de la piel, frialdad u hormigueo de extremidades, además de sensación de vacío en el estómago. “Para disminuir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, debemos considerar el estrés como un factor de riesgo modificable”, mencionó.
La conexión entre el estrés y la salud cardiovascular es compleja y multifacética, ya que involucra varios mecanismos tanto fisiológicos como psicológicos. “Mantener un estrés constante, sin duda aumenta el riesgo de padecer complicaciones en la salud cardiovascular, siendo los eventos cardiacos, el infarto al miocardio y los derrames cerebrales las consecuencias más comunes”, puntualizó el Dr. Jordán Ríos.
Un manejo eficiente del estrés en la vida personal, es esencial para mantener la salud del corazón, aunado a la implementación de hábitos saludables como: una dieta equilibrada, evitar el tabaco y el consumo excesivo de alcohol, realizar ejercicio regularmente, mejorar la calidad del sueño y practicar técnicas de relajación o meditación, ayudará a reducir significativamente los riesgos asociados al estrés.
El desconocimiento o poca priorización del estrés en la salud puede desencadenar una serie de respuestas fisiológicas y de comportamiento que aumentan el riesgo de enfermedades del corazón. Reconocer el estrés como un factor de riesgo modificable y tomar medidas proactivas para manejarlo, al priorizar su gestión, se podrá avanzar hacia una mejor salud cardiovascular y un bienestar integral de los mexicanos.
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