La pasión de los mexicanos por el fútbol une y enciende el espíritu del país. Este deporte se vive con una intensidad única: gritos, lágrimas, celebraciones y desilusiones forman parte de un ritual que se repite con cada partido. Sin embargo, hay un elemento intangible que está presente en jugadores y aficionados: la cábala. En el ámbito futbolístico, este término se refiere a una serie de rituales, creencias y supersticiones que son seguidos con fervor por quienes creen en su poder para influir en el resultado de los partidos.
La cábala se manifiesta de múltiples formas; puede ser tan sencilla como usar los mismos calcetines en cada partido. Algunos jugadores usan las mismas licras debajo del uniforme; los porteros ponen un escapulario o algún otro objeto de la suerte junto a la portería; los jugadores entran a la cancha con la pierna derecha; entrenadores que no les gusta que los saluden antes del partido; etc. Estas prácticas son seguidas con devoción, con la esperanza de atraer la buena suerte y conseguir el triunfo.
Estamos por vivir la pasión de la Copa América 2024, uno de los torneos más importantes del continente. Este escenario no es la excepción a esta fascinación por las cábalas y los equipos que se preparan para competir en este evento han comenzado a mostrar sus rituales y supersticiones en busca de la ansiada gloria. Para México, un país con una rica tradición futbolística y aficionados apasionados, la cábala cobra una importancia especial.
En el pasado, hemos visto cómo selecciones nacionales han adoptado cábalas que se convierten en historias casi legendarias. Recordemos la Copa América de 1993, cuando México llegó a la final bajo la dirección de Miguel Mejía Barón. Aquella vez, ciertos rituales previos a los partidos, como la forma en que los jugadores se alineaban al salir al campo, fueron considerados esenciales para el éxito del equipo.
En los hogares mexicanos, la cábala también estará presente y jugará un papel fundamental este año. Por ejemplo, en la casa de los García, las cábalas son esenciales durante los partidos de la selección mexicana. Todo comenzó en el Mundial de 2014, cuando la abuela Carmen llevaba puestas unas calcetas rojas con rayas blancas y México logró una victoria histórica.
Desde entonces, esas calcetas se convirtieron en el amuleto oficial, y cada partido importante la abuela las usa religiosamente. Pero eso no es todo, la cábala de los García también llega a la cocina con la preparación de un guacamole con totopos caseros, el
cual también se ha vuelto un ritual sagrado porque descubrieron que cada vez que lo preparan el equipo juega mejor.
Aunque no podemos comprobar que las cábalas tienen un efecto real sobre el desempeño físico o táctico de los jugadores, su impacto psicológico no debe ser subestimado. Estas prácticas pueden proporcionar una sensación de control y confianza, tanto a los jugadores como a los aficionados. Las cábalas son un puente que nos conecta de manera íntima con el equipo al que apoyamos, permitiéndonos sentirnos parte de él . No se trata solo de alentar y gritar los goles desde nuestras casas, sino de creer que, a través de estas pequeñas acciones, estamos aportando al éxito colectivo.
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