El primer domingo de junio irás a una casilla instalada por el Instituto Nacional Electoral. Verás vecinos de tu colonia como responsables y autoridad. Ahí serás completamente identificado a través de tu credencial electoral, con la que este país hizo historia en la democracia moderna. Pasarás con un número determinado de boletas de distinto color a encontrarte en el módulo que permite la secrecía contigo mismo y tu decisión. Elegirás a las autoridades que habrán de desempañarse como servidores públicos por los siguientes años. Sin embargo, para llegar a ese día hay que pasar por un momento especifico en el proceso público: las campañas electorales.
Las campañas deben distinguirse por las propuestas que impulsaran aquellos que quieren contar con tu confianza a través del voto. Pero, te diré una cosa muy simple, y lamento desilusionarte, en estas campañas verás de todo, memes, tiktoks, publicidad, lo único que no verás serán, justamente, las propuestas que definan el México que deberíamos tener en el 2030.
¿Por qué no habrá propuestas? La respuesta es simple, la contienda electoral que te espera se centra en el valor carismático alrededor de un liderazgo. Sin embargo, los liderazgos no tienen, tampoco, políticas públicas (“abrazos no balazos” no es una política de seguridad, más bien es la completa ausencia de una). Contrario a cualquier pronóstico, el gobierno actual concentra en la imagen del presidente López Obrador el cariño de un disminuido porcentaje del pueblo de México (digo disminuido porque se observó que la movilización y el poder de convocatoria del partido oficial disminuyó en los comicios posteriores, tanto en las consultas populares, como en la revocación de mandato que se definieron desde el poder ejecutivo y estuvieron a cargo del INE). Justo ahí descansa el carisma del Caudillo evidentemente aquel que se materializo el pasado 1 de julio del 2018.
Entonces, tomando en cuenta este contexto y entendiendo que la elección está vinculada directamente a las emociones de la ciudadanía (de amor al presidente incondicional y de ingratitud al mismo presidente que, no solo mantuvo, sino que empeoró en bastantes casos, la realidad de muchos mexicanos que confiaron en él), además del principio predominante de que Claudia no es Andrés y que Andrés no estará en la boleta, permiten establecer una campaña al rededor de esos valores y no de propuestas. Claudia afirmará que ella seguirá con el camino que ha iniciado (el que ella considera) “el mejor presidente de México”. No remueve y no asume ninguna propuesta para mejorar lo que ya conocemos. No podría hacerlo, porque demostraría que AMLO no hizo algo bien.
Xóchitl irá en contra de mantener el camino iniciado por “el peor presidente de México”. Sin tocar los apoyos sociales que, evidentemente, están vinculados a un número de ciudadanos que por temor (emoción) tendrían condicionado el voto al mantenimiento del apoyo. No hay propuestas porque la base de su campaña es capitalizar la ira del ciudadano que se sintió traicionado por AMLO.
Finalmente, Samuel García intentará condicionar su campaña a la novedad: el nuevo, la nueva política, el nuevo gobierno, incluso crear el concepto de nuevoleonizar México( concepto que ya está en el vocabulario algunos tiktokers norteños que apoyan a Samuel). Toda su campaña se conecta directamente con el estado del noreste mexicano (“pregúntale a Nuevo León”), destacando su propuesta más sólida al abordarla con la novedad que caracterizó la iniciativa de Gabriel Boric en Chile: una Nueva Constitución.
La campaña de todos (de morena) estará definida: para algunos por imágenes de cercanía con AMLO y Claudia deberá buscar esa transferencia de cariño; con imágenes de autenticidad y autonomía de partidos (que son 3) por parte de Xóchitl, que además no puede ocupar el valor de ser mujer junto con Claudia, porque invariablemente estarían una u otra posicionando a su contraria. Y por parte de Samuel, lo que imperará será el valor mediático de su campaña: fosfo fosfo, la clase aspiracional, Mariel y Mariana, todo con la música y el folclor del partido, que ha sabido jugar más con la mercadotecnia política.
Así que ya lo sabes, ¿quieres ver propuestas sobre que van a hacer los candidatos en caso de que lleguen a ser el próximo presidente constitucional de México? No será en esta campaña. Ni siquiera en algún debate se escucharán propuestas, se centrará en descalificaciones “no pido que me voten a mí, solo no voten por ellos”.
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