El Gran Premio de Las Vegas está a la vuelta de la esquina, y los equipos ya se preparan para subirse a la nueva pista urbana que se incorpora a la temporada 2023. luego de haber competido en el Autódromo José Carlos Pace de Brasil.
Sin embargo, para esta carrera, las escuderías se enfrentarán a un problema que no habían previsto antes: las bajas temperaturas. Si bien el frío no es un tema desconocido para la Fórmula 1, pues en pistas como la Spa-Francorchamps de Bélgica es común, lo cierto es que Las Vegas será un antecedente para esta competencia.
Los neumáticos serán de los principales afectados durante la próxima carrera de la F1, ya que las bajas temperatura ocasionarán que no tengan el agarre que acostumbra en pistas más templadas. Para combatir esto, usarán mantas térmicas para calentar los neumáticos, dos horas antes de ser montados, a un máximo de 70 grados centígrados.
Además, la marca que proporciona los neumáticos traerá los más blandos de su gama, los C3 a C5, con el fin de facilitar el agarre una vez que se enfríen y estén en el monoplaza.
Otro de los problemas serán los frenos. Estos tienen una ventana de temperatura llamada Goldilocks. Si se calienta demasiado, se produce el fade, lo que significa que no hay suficiente fricción entre el disco y la pastilla. Por consiguiente, es complicado frenar.
En el caso del frío, los frenos no aprietan tan fuerte. Para esto, es probable que los pilotos adelanten el equilibrio de los frenos en la vuelta de formación, y realicen más burnouts de camino a la parrilla, con la finalidad de tener más calor. No obstante, si los delanteros son más calientes que los traseros, la frenada puede ser inestable.
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