por Alejandro Carrillo Lázaro
El pasado lunes en la conferencia mañanera del presidente de la república que ocupa el mismo tiempo que algún programa matutino de miscelánea, se presentó la Gobernadora del Estado de Campeche, Layda Sansores para hacer su presentación de una oda compuesta para quien ilumina sus ojos, para el héroe sin monumento, para el señor Andrés Manuel López obrador. Evidentemente el tema no trataba sobre ver que pensaba la servidora pública de su ídolo sino hablar del Tren Maya que pasa por su Estado, a lo que la señora presento un bloque informativo de lo que acontece a ese tren en su entidad, este bloque informativo se diseñó a través de una canción denominada “súbete, guerrero jaguar” en la que aparece un bloque de imágenes referente a la construcción de esta obra magna, aunque no se (bueno si se) porque en una de esas imágenes aparece mirando al horizonte un Andrés Manuel joven y radiante.
Que pereza, pero más aun triste y dañino para un país es vanagloriar a un ser humano que tiene responsabilidades que abarcan a toda una nación con todo y sus sectores, incluyendo a los opositores. La realidad es que el amor está definido a partir de los ojos de quien observa, está claro que Layda Sansores tiene más tiempo para escribir poemas que para gobernar su Estado, tiene más tiempo para la inquisición política (no legal) para atacar a sus oponentes que abordar las propias circunstancias de su entidad.
El presidente que permite esas atribuciones está muy lejos de ser el Estadista que se hubiera comprometido con su país, reforzando instituciones, eliminando de tajo los indicios de presidencialismo que acompaña a quien ocupa la silla presidencial definido por elogios, claro mientras es presidente. AMLO piensa en el 2024 desde que llego a la silla del águila, eso provoca a sus fieles enunciar una gran cantidad de sandeces que ni ellos se podrían creer (en el mejor de los casos), quieren el favor del señor de palacio y eso se construye con apoyo de todo tipo, para algunos con poemas, para otros haciéndolo el paladín del cambio, para otros reinventándose y renaciendo en los colores guindas.
Un país debe estar en alerta cuando un gobernante comienza a llenarse de elogios, un país empieza a joderse cuando el gobernante comienza a creérselos. El presidente es un ser humano como todos y no esta ajeno a cometer estupideces y cometerlas no es malo (es parte de la imperfección humana), pero creer que eres incapaz de hacerlo es la estupidez máxima, daña a cualquier individuo sobre este planeta, pero daña a mas de uno cuando el que se aborda con esa característica es el presidente de un país.
¿Quién unge al presidente con esa característica? Todos los que les escriben poemas, todos los lambiscones.
¿Qué protege al presidente de no hacer tonterías? La ley, las instituciones, su gabinete y la oposición. El problema es que este presidente hace más caso a los primeros, viola la ley, manda al diablo a las instituciones, revistió su gabinete de presidenciables y lacayos y la oposición esta más ocupada en buscar no fragmentarse que en hacer de oposición. Triste realidad, pero que los poemas y las canciones para el “gran transformador” no falten.
Eppur si muove
A regañadientes: el Instituto Nacional de Migración registro un incendio en uno de sus centros de detención en Ciudad Juárez donde murieron personas que buscaban llegar a un lugar con mejores oportunidades y que fueron detenidos. Claro que hay responsabilidades, pero por lo pronto el presidente ya les dijo que el incendio fue causado por ellos mismos, Gobernación se deslinda porque aunque legalmente depende de esa secretaria ese instituto, de facto (fuera de la norma) lo opera la Secretaria de Relaciones Exteriores. Total: nadie es responsable de nada.
smr 11:02