por:Alejandro Carrillo Lázaro
En este país felicitamos a las personas por ser y no por hacer, de esa manera la ministra Norma Lucia Piña ha sido elogiada por ser la primera mujer en ser electa para presidir el Supremo Tribunal de este país ¿Qué ha hecho en ese cargo? Nada, pero las felicitaciones ya están en las redes sociales y a través de llamadas telefónicas. Para que se entienda más lo que pretendo decir es lo que sucede con cada vez menos frecuencia (pero de forma muy amplia aun) cada 8 de Marzo respecto a que en muchos sitios se le felicita a las mujeres por ese hecho, por ser mujeres, cuando la trascendencia de sus acciones para nuestra patria implica la construcción de nuestra nación y la búsqueda siempre justa de libertad e igualdad.
Las elecciones no son una carrera atlética, no se culmina el proceso con el conteo de votos o con lograr el anhelado título, en una elección no puede estar implícita la palabra “ganar” porque no se gana nada, al contrario, se enviste al individuo de un cargo y de forma inmediata se le atribuyen responsabilidades del tamaño de la institución y será sobre esas responsabilidades que se le juzgará a la ministra presidenta de la Corte. De nada servirá ser la primera mujer en ocupar ese cargo si existe tibiez en sus pronunciamientos, si se deja de lado el valor del contrapeso institucional, si se doblega a la emoción popular antes que a la de la razón y peor aún si termina por traicionar la Constitución que ha protestado defender.
Enhorabuena por el Poder Judicial que de forma democrática ha dado un paso en la disminución de la brecha de la desigualdad y que ha puesto de manifiesto a través de la nueva presidenta que esos espacios llenos de tanta responsabilidad son accesibles para mujeres y hombres. Sin embargo reitero que no por ser quienes somos se nos pueden otorgar de forma inmediata nuevos valores de prestigio, sino son los hechos, nuestras acciones las que terminan por otorgarnos nuevas
categorías de valor. Si la presidenta del Consejo de la Judicatura Federal pasa a la historia por ser la primer mujer en ocupar ese espacio entonces será la menor de las satisfacciones posibles, en un país donde la Justicia encarnada en ese cuerpo colegiado ha dejado mucho que desear, sobre todo cuando existe una brecha gigantesca entre la justicia del ciudadano de a pie que puede ir a prisión preventiva oficiosa dada por el ministerio público por una década sin ver siquiera a un juez y la justicia de la Corte que emite sentencias para que una alcaldía no ponga nacimientos relativos a la navidad en espacios públicos. ¿Cuál será el tipo de justicia de la primera mujer que preside la Corte?
La primer muestra y prueba del entendimiento de la responsabilidad que tiene la ministra presidenta será cuando desde el poder ejecutivo se emitan pronunciamientos respecto a la actuación del Poder que ella representa ¿se reservará o exigirá respeto?
Reitero que no es correcto felicitar a una mujer por el hecho de serlo, sin embargo, reconozco que el avance es claro y que hoy cualquier niña puede ver en los cargos de enormes responsabilidades a mujeres en las que pueden ver el futuro que quieren y eso siempre es digno de reconocerse porque quien ha levantado la mano y pone ese ejemplo es desde el lunes 2 de enero la Ministra Presidenta Norma Lucia Piña Hernández
Eppur si muove
smr 13.22