por: Fuensanta Pérez Orona
Ya para casi nadie es desconocido que el sexenio de Andrés Manuel López Obrador está por concluir, y que, visto con cuidado y serenidad, dejará un México en peores condiciones de las que lo encontró. Cuando recién asumió la presidencia, a cada cuestionamiento que se le hacía respondía que los responsables eran los encargados de las administraciones pasadas, que a él había que tenerle “paciencia y confianza” para que México creciera y prosperara; ahora, a dos años de que concluya su mandato, los mexicanos hemos perdido toda esa paciencia esperando que las cosas mejoren, pues el gobierno que prometió trabajar y ver por los pobres, fue el primero en abandonarlos y dejarlos a su suerte.
Su mal gobierno no es solo mencionado por la prensa nacional, sino que incluso medios internacionales como Forbes, The Whasington Post o The Economist han dedicado algunas de sus planas principales para dar a conocer el mal gobierno que padece México. Algunos ejemplos: en la columna de Carlos Loret de Mola, del 9 de enero de 2022, se hace mención de que la brecha entre las promesas y lo que AMLO ha cumplido a los mexicanos ha ido en aumento, pues haciendo gala de un desprecio completo por los consejos y anális de especialistas en diferentes ámbitos y por querer hacer todo a su manera, ha tropezado en varias ocasiones, provocando que las consecuencias de esas decisiones mal tomadas y fundamentadas, sean pagadas por los más pobres.
Por ejemplo, a pesar de haber incrementado el presupuesto para los programas de apoyo, que son en realidad compra de votos y voluntades, hoy en México existen 4 millones de pobres más; sustituyó el Seguro Popular por el INSABI, argumentando que existía corrupción, pero hoy, gracias a ese cambio, 15 millones de mexicanos que tenían garantizada la atención médica, ya no la tienen; el programa Sembrando Vida, supuestamente para reforestar, terminó deforestando; construyó 140 Universidades del Bienestar, pero la mayoría cuenta con una muy baja matrícula: alguna hay que tiene solo 13 alumnos; además anunció las 2 mil
700 sucursales del Banco del Bienestar, pero a finales de 2021 solo 45 estaban terminadas. (Todo lo anterior es tomado de la nota de Loret de Mola).
Esto solo hablando de las políticas que el presidente dijo convertirían a México en un país de primer mundo. Porque también su política de “abrazos y no balazos” y la risible acción de decir en el púlpito nacional que “hay que acusar a los ladrones con sus mamás y sus abuelitas”, han generado que el país, literalmente, se encuentre incendiado. Las noticias de los últimos días no han hecho otra cosa que demostrar que en realidad no existe una verdadera política de seguridad por parte del gobierno de la Cuarta Transformación. Michoacán, Tijuana, Guanajuato, Jalisco entre otros estados son prueba irrefutable e innegable de ello.
Por otro lado, el desempeño económico de López Obrador fue catalogado por el medio El Economista como el segundo peor sexenio desde 1935. Los datos del Banco Mundial indicaron que este año la economía crecerá solo en 1.7 por ciento, 1.9 en 2023 y un 2 por ciento para 2024; pero no debemos olvidar que en 2019 nuestro PIB decreció 0.2 por ciento, para luego derrumbarse hasta un 8.2. Según los mismos datos del BM, el crecimiento económico en este sexenio será de apenas 1.5 por ciento, por lo que El Economista lo posiciona como el segundo peor en la historia contemporanea del país, pues, informó, se posicionará detrás del 1.09 por ciento registrado en el gobierno de Miguel de la Madrid.
¿Y el hambre? Esa sigue entrando y adueñándose de más hogares cada día. Al cierre de 2021, último registro del que tiene datos el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), la pobreza había sumado a sus filas a más mexicanos, pues pasamos de 25.5 a 28.6 millones de personas que ahora ya no podían ni alimentarse ni alimentar a sus familias.
Ante un panorama catastrófico como este, lo más evidente y sensato que se podría pensar es que el mandatario nacional se ha puesto manos a la obra para intervenir y tratar de corregir el mal camino seguido; desafortunadamente ocurre todo lo contrario. No solo no ha aplicado políticas o dado instrucciones que frenen nuestro camino al despeñadero, sino que además de que sus declaraciones denotan desinterés al tomar todo como una broma, se ha dado a la
tarea de volver a calumniar a organizaciones que sí luchan por una patria más justa y equitativa para todos.
Desde que se encontraba en campaña, hasta el momento, el Movimiento Antorchista Nacional ha sido calumniado por el presidente de la República en mas de 130 ocasiones, y esto sin exagerar, pues las tenemos contadas. Esta semana nuevamente arremetió en contra de nuestra organización con la gastada acusación de que hemos recibido “moches” del erario y como dice el dicho a oídos necios… he preferido dirigirme a los mexicanos de buen y honesto corazón que han conocido nuestro trabajo por casi ya 50 años; esa es la gente a la que queremos seguir diciéndole y mostrándole con hechos, que somos la única organización en el país que lucha por mejorar las condiciones de vida de los más pobres y mientras la pobreza sea una constante en los hogares mexicanos, Antorcha seguirá existiendo.
smr 10:12