por Abelardo Pérez Estrada
Empresario, analista político, Expresidente CANACINTRA
Esta semana en todo el país, sin importar el nombre de la tradición, honramos a nuestros difuntos, sin duda, éste es un noviembre diferente, porque estamos recordando amigos y familiares, que se nos fueron sorpresivamente.
Sin confundir, la muerte siempre llega en forma inesperada, sin embargo, todos tenemos la esperanza, de que nuestros contemporáneos o menores, logren durar más años de vida.
Sin duda, un noviembre, que los altares de los hogares tienen más personas para recordar de las que habitualmente teníamos, incluso, hubo momentos en que las redes sociales se convirtieron en una especie de “obituario virtual”, porque nos enterábamos de partida de personas en forma inesperada y prácticamente en línea.
19 meses nos han ejemplificado lo que decían nuestros padres y abuelos, ¡¡¡VIVE !!!, que nadie tiene la vida comprada.
Sin duda, también estos meses se han encargado de hacernos reflexionar, que las frases que habitualmente usamos, “no tengo tiempo”, “ya llegara el momento”, “cuando me retire, descansaré, viajaré, visitaré…”, frases que se convirtieron en muchos casos, en algo imposible de cumplir, muchos sueños se quedaron cortados por una pandemia que simplemente llegó.
Considero, que una forma de honrar a la gente que se nos adelantó, debe ser siguiendo el ejemplo de lo bueno y aprendiendo que “ninguno” tenemos la vida asegurada, que siempre hay tiempo, pero no nos lo damos, que siempre hay unos momentos para agradecer las buenas acciones y unos minutos para hacer sentir bien a la gente que nos rodea y que hace algo por nosotros.
Que pocas veces, el motivo del enojo es tan grande que merece, dejar de hablarnos, y menos veces ese motivo es suficiente para herir a los demás.
Mucha gente lo llama arrepentimiento, yo prefiero llamarlo aprendizaje, y los pendientes y palabras que siempre creímos poder decir mas adelante, las digamos y hagamos ahora.
Un buen amigo, me dijo hace muchos años, “para mí, hay dos verdades en la vida, algún día vamos a morir y algún día te quedaras sin empleo”.
Una de ellas ya se me cumplió y la otra espero que tarde mucho en hacerse realidad.
Desde esta columna deseo el descanso eterno de las personas que se te adelantaron, paz en sus corazones para llevar el proceso, pero especialmente, ¡¡¡ sabiduría para aprender a vivir!!!
¡Es tiempo de los ciudadanos!