Con el auge de los suplementos de colágeno y la importancia del cuidado de la salud articular, el caldo de huesos se ha vuelto una comida notablemente popular: muchos famosos lo consideran el último superalimento definitivo, aunque la ciencia aún tiene muchas dudas al respecto.
Estrellas reconocidas como Gwyneth Paltrow consumen caldo de huesos para mejorar su belleza y su salud, así como para prevenir lesiones deportivas. Sin embargo, esta preparación no es un descubrimiento reciente sino que se trata de una comida milenaria que tiene sus raíces en la prehistoria e incluso, en la medicina tradicional china.
El caldo de huesos se prepara a fuego lento, hirviendo huesos en agua durante un largo tiempo, entre 12 y 24 horas, o más, incluyendo en el mismo tejidos conectivos, cartílagos y tendones; lo que permite que muchos nutrientes de estos ingredientes pasen al agua de cocción, entre ellos aminoácidos y minerales valiosos.
Para mejorar el sabor, muchos lo combinan con verduras diversas o añaden vinagre para que la acidez favorezca el pasaje de nutrientes al caldo. Se puede consumir como tal o bien utilizar este caldo para preparar posteriormente sopas, salsas, guisados, u otros platos de cuchara.
En el caldo de huesos encontramos ante todo aminoácidos como la glicina, prolina y otros que son precursores de colágeno en nuestro cuerpo, según un estudio de diferentes opciones comerciales y caseras; aunque la cantidad de aminoácidos o proteínas que podemos encontrar en el caldo de huesos depende en gran medida del tiempo de cocción, de la acidez y del tipo de hueso utilizado.
Algunas investigaciones informan una concentración de proteínas de alrededor de 4 gramos por cada 100 ml, con 83 mg de aminoácidos esenciales en igual cantidad; y también podemos encontrar en esta preparación minerales como potasio, magnesio, hierro y otros valiosos para el organismo y la salud articular.
Beneficios atribuidos al caldo de huesos
El caldo de huesos ha ganado popularidad, sobre todo, por su posible contenido en colágeno, que ha demostrado mejorar la elasticidad e hidratación de la piel así como reducir las arrugas; mientras que otras investigaciones sugieren que el colágeno hidrolizado (la forma en que más fácilmente se absorbe y se presenta como suplemento) puede aliviar el dolor y la rigidez articular, sobre todo en personas con osteoartritis.
Por otro lado, el caldo de huesos podría ser fuente de aminoácidos como la glutamina, que influye en gran medida en la integridad de la mucosa intestinal y en el funcionamiento del sistema inmunitario, ayudando entre otras cosas, a reforzar las defensas y a prevenir la inflamación del organismo.
De igual forma, el caldo de huesos es un plato con alto contenido acuoso, y por ello altamente hidratante, pues además aporta minerales que se comportan como electrolitos en nuestro cuerpo, entre ellos el sodio, el potasio y el magnesio.
Lo que dice la ciencia sobre el caldo de huesos
Si bien el caldo de huesos es una preparación que, si la elaboramos en casa, puede ser especialmente nutritiva y algunos estudios respaldan la idea de que los nutrientes presentes en el mismo (especialmente los aminoácidos) pueden reducir la inflamación y fortalecer el sistema inmunitario, existen pocas investigaciones en humanos sobre los beneficios directos de ingerir caldo de huesos.
Asimismo, algunos estudios concluyen que el caldo de huesos no proporciona las mismas concentraciones de aminoácidos que los suplementos de colágeno usados habitualmente en las investigaciones. Por lo tanto, difícilmente podemos conseguir similares efectos en nuestro cuerpo al ingerir caldo de huesos en reemplazo de un suplemento de colágeno hidrolizado.
Por otro lado, el caldo de huesos puede presentar metales metales pesados como el plomo o el cadmio, ya que los huesos de los animales pueden tener estos elemento que después de cocinarlos a fuego lento durante largos períodos, pueden pasar al caldo. A largo plazo, estos metal tóxico puede afectar algunos órganos o producir molestias leves como dolores de cabeza, vómitos y cansancio.
Aunque las concentraciones de metales tóxicos encontradas en el caldo de huesos han sido mínimas en algunos estudios, y otros arrojan resultados contradictorios al respecto, ya que las recetas varían y dependiendo de su elaboración podemos encontrar más o menos proporción de plomo o cadmio, debemos tener especial cuidado con su consumo, evitando una ingesta excesiva y prolongada
Similar precaución debemos tener con el contenido de sodio, especialmente alto en los caldos de huesos comerciales, que pueden afectar la salud cardiovascular y el funcionamiento de los riñones.
Por otro lado, una manipulación incorrecta del caldo de huesos desencadena altas probabilidades de contaminación bacteriana, que en nuestro cuerpo puede ocasionar infecciones gastrointestinales severas. Por lo que se recomienda siempre refrigerarlo o congelarlo inmediatamente después de su preparación, y calentarlo bien posteriormente, previo a su ingesta.
Cómo podemos ver, el caldo de huesos puede ser una preparación muy nutritiva y sabrosa para sumar a nuestra dieta habitual, especialmente si se prepara en casa con ingredientes naturales y de alta calidad. No obstante, no es un alimento milagroso ni es la panacea, sino que sus beneficios para la salud pueden ser mucho más modestos de lo que se proclama.
Si deseamos incentivar la síntesis de colágeno para cuidar la salud de la piel y de nuestras articulaciones, lo mejor es llevar una dieta variada y equilibrada, en la cual se priorice el consumo de proteínas, granos enteros, frutas y verduras, y acompañar la misma de otros hábitos de vida saludables como el control del estrés, dormir bien cada noche, utilizar protector solar, realizar ejercicio y evitar el hábito de fumar.
El caldo de huesos puede ser muy beneficioso si se incluye en el marco de una dieta saludable, pero su papel en la producción de colágeno aún no tiene suficiente evidencia que respalde su consumo diario y a largo plazo, en forma de complemento. En definitiva, el caldo de huesos no es la solución definitiva ni el recurso mágico que estamos buscando para prevenir arrugas o lesiones deportivas.
GD
