Qué son los alimentos ultraprocesados y cuáles son sus consecuencias en la salud de los estadounidenses

Estados Unidos avanza en la regulación de los alimentos ultraprocesados tras décadas de estudios que asocian su consumo con problemas graves de salud. Diversos reportes han vinculado el consumo frecuente de estos productos con enfermedades como obesidad infantil, cáncer, enfermedades cardiacas y diabetes tipo 2. En respuesta a estas preocupaciones, empresas estadounidenses como Walmart (marca Great Value), General Mills y Kraft Heinz han anunciado el retiro de aditivos como colorantes sintéticos, ciertos conservadores y edulcorantes artificiales de sus productos.


El consumo de alimentos ultraprocesados representa más de la mitad de las calorías ingeridas tanto por adultos como por niños en Estados Unidos. Un análisis del National Center for Health Statistics publicado en 2025, sobre datos recabados entre agosto de 2021 y agosto de 2023, respalda estas cifras. La producción y comercialización masiva de estos productos corresponden, en gran parte, a la existencia de formulaciones industriales con largas listas de aditivos y bajo contenido de alimentos integrales, lo cual dificulta identificar sus efectos en el corto y largo plazo.

Los alimentos ultraprocesados, conocidos como UPFs por sus siglas en inglés, son fabricaciones industriales compuestas principalmente de ingredientes refinados, aditivos y escasa presencia de alimentos enteros. En 2009, un grupo de investigadores de la Universidad de São Paulo, Brasil, propuso la clasificación NOVA, que agrupa los alimentos según su grado de procesamiento. Esta escala abarca desde los productos sin procesar hasta aquellos desarrollados casi exclusivamente a partir de formulaciones industriales.


Clasificación y ejemplos de alimentos ultraprocesados:
Según la clasificación NOVA, los productos ultraprocesados incluyen, entre otros, refrescos azucarados, pan industrial, papas fritas, cereales saborizados e instantáneos. Este grupo también engloba yogures con sabor, pan producido comercialmente y golosinas. Característicamente, estos alimentos exhiben listas extensas de emulsionantes, saborizantes artificiales y conservadores, lo que eleva su durabilidad y palatabilidad. Los UPFs suelen tener un contenido elevado de azúcares, sales y grasas poco saludables, al tiempo que carecen de nutrientes esenciales y fibra.

La presencia de aditivos, como colorantes y edulcorantes artificiales, incrementa el atractivo sensorial de los alimentos ultraprocesados e incide en su consumo habitual. Además, su manufactura incluye procesos como la incorporación de aceites hidrogenados, harinas refinadas y proteínas aisladas, lo que afecta el perfil nutricional de los productos finales. El uso de agentes como azúcares añadidos, aceites interesterificados y gomas estabilizadoras es común en este tipo de alimentos.

Riesgos para la salud atribuidos al consumo de productos ultraprocesados:

Ingerir alimentos ultraprocesados se ha correlacionado con más de 30 afectaciones a la salud. Entre los riesgos identificados se cuentan la diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, afecciones mentales, obesidad, artritis y acumulación de grasa muscular. Estos productos, al carecer de nutrientes esenciales, dificultan la ingesta adecuada de fibra, proteínas, vitaminas y minerales, aspectos fundamentales para el organismo.

Los alimentos ultraprocesados normalmente están formulados para facilitar el consumo excesivo de calorías, lo que incrementa la probabilidad de desarrollar obesidad y patologías asociadas. La facilidad de acceso, el sabor intenso y el bajo contenido de elementos saciantes contribuyen a que los consumidores ingieran mayores porciones. Estos productos aumentan la inflamación corporal, promueven la producción de grasas y favorecen los picos de glucosa.


En septiembre de 2025, la Make America Healthy Again Commission presentó una estrategia compuesta por más de 120 iniciativas para contrarrestar las enfermedades crónicas en menores. El secretario de Salud y Servicios Humanos, Robert F. Kennedy Jr., preside este grupo, que plantea reformar las directrices alimentarias nacionales, así como definir legalmente los UPFs.

El estado de California, bajo una orden ejecutiva del gobernador Gavin Newsom emitida en enero, implementará acciones para añadir advertencias en las etiquetas de los alimentos y analizar los efectos de los colorantes sintéticos en la salud pública. Entre las recomendaciones para consumidores, los expertos señalan que es preferible elegir alimentos integrales, priorizando productos ubicados en la periferia de los supermercados, como frutas, verduras, carnes y lácteos frescos.

Aplicaciones móviles como Yuka, Bobby Approved y Fooducate permiten a los compradores conocer el nivel de procesamiento de los alimentos mediante el escaneo de códigos de barras, ayudando a detectar ingredientes que caracterizan a los productos ultraprocesados. Este uso de tecnología refuerza el objetivo de orientar las decisiones de compra hacia alternativas nutricionalmente superiores.

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