Las amenazas invisibles del cuerpo: las afecciones que avanzan sin dar señales

Muchas condiciones de salud no muestran síntomas evidentes y avanzan sin ser percibidas hasta provocar daños importantes. Por eso, los especialistas insisten en la importancia de los chequeos periódicos, incluso cuando uno se siente bien. Entre las afecciones más comunes se encuentran cuatro enfermedades silenciosas cuya detección temprana depende exclusivamente de estudios médicos. Comprender cómo actúan y quiénes están en riesgo es clave para prevenir complicaciones a largo plazo.

El peligro escondido detrás de un diagnóstico que no avisa
Las enfermedades silenciosas pueden afectar a personas de todas las edades, sin distinción. Su mayor amenaza radica en que no presentan síntomas iniciales y esto lleva a que muchas veces se descubran cuando ya han provocado daños significativos. Entre las más frecuentes se encuentra el hígado graso, una condición cada vez más presente en la población argentina. Según el médico Jorge Tartaglione, uno de cada tres argentinos la padece sin saberlo.

Esta afección se relaciona con hábitos cotidianos como el sobrepeso, la mala alimentación, el sedentarismo y la diabetes. El especialista explica que el proceso comienza con la acumulación de grasa en las células del hígado, lo que provoca inflamación y cicatrización. En este estadio aún reversible, es posible frenar el avance. Pero cuando la enfermedad evoluciona hacia la cirrosis, la situación se vuelve mucho más compleja. Además, el hígado graso aumenta el riesgo de infarto y accidentes cerebrovasculares.

Cuando la presión arterial se convierte en un enemigo invisible
La segunda enfermedad silenciosa que mencionan los expertos es la hipertensión arterial. En el 90% de los casos, la presión alta no provoca ningún síntoma perceptible, lo que la convierte en una condición especialmente traicionera. Tartaglione destaca que los controles deben comenzar desde la infancia: medir la presión a partir de los cinco años y, ya en la adultez, realizar al menos un control anual.

Aunque algunas personas asocian dolores de cabeza o de cuello con hipertensión, el especialista aclara que esto es un mito muy extendido. Lo más cercano a un síntoma podría ser una sensación de inquietud general, pero aun así resulta insuficiente para detectarla. Por este motivo, la única forma confiable de diagnóstico es el control clínico. Sin chequeos, la hipertensión puede evolucionar silenciosamente hacia enfermedades cardíacas o accidentes cerebrovasculares.

La hepatitis A suele originarse en agua contaminada y, antes de la introducción de la vacuna en 2005, era una causa frecuente de trasplantes hepáticos. Desde entonces, los casos graves han disminuido drásticamente. La hepatitis B se transmite por fluidos corporales, incluyendo relaciones sexuales, transfusiones, tatuajes y piercings. La hepatitis C, en cambio, puede permanecer oculta durante años antes de causar daño hepático severo. La detección depende estrictamente de análisis específicos.

La salud mental: una emergencia silenciosa y creciente
Aunque no siempre se la incluye en listas de enfermedades silenciosas, la salud mental es hoy una de las áreas más críticas. El especialista destaca que en la ciudad de Buenos Aires se registra más de una internación diaria por crisis psicológicas o intentos de suicidio en adolescentes. Del total de casos, el 55% corresponde a menores de 15 años y el 77% son mujeres.

La presión social derivada del rendimiento escolar, los estándares irreales promovidos en redes sociales y las expectativas de perfección configuran un entorno que afecta especialmente a los jóvenes. Este impacto emocional no siempre se manifiesta de manera visible hasta que la situación se vuelve grave, razón por la cual requiere atención constante, acompañamiento y espacios seguros de diálogo.

Las enfermedades silenciosas actúan sin avisar, pero pueden prevenirse o controlarse si se detectan a tiempo. La clave está en mantener hábitos saludables, realizar chequeos periódicos y prestar atención a los factores de riesgo. Reconocer lo que el cuerpo no dice es el primer paso para proteger la salud a largo plazo.

GD

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