La poliomielitis es una infección viral sumamente contagiosa que ha sido una causa importante de parálisis aguda y discapacidad de por vida, afectando principalmente a niños menores de cinco años.
La polio salvaje es la cepa natural que circula en el ambiente, mientras que el poliovirus derivado de la vacuna es una cepa que surge de la vacuna oral contra la polio.
Además, es usual que la polio salvaje ataque las neuronas motoras del sistema nervioso central.
La buena noticia es que, para la mayoría de las personas, la enfermedad pasa sin pena ni gloria, pero el 10% restante sufre las consecuencias más graves.
Estos son los síntomas de la polio salvaje, según la Organización Mundial de la Salud (OMS):
Casos asintomáticos o leves (hasta el 90%): Los síntomas iniciales son leves, como fiebre, fatiga, dolor de cabeza, vómitos, rigidez en el cuello y dolor en las extremidades. Estos síntomas duran entre dos y diez días.
Casos graves (Aproximadamente el 10%): El virus logra invadir tu sistema nervioso, provocando parálisis.
La parálisis suele concentrarse en las piernas y, la mayoría de las veces, es permanente.
La parálisis puede aparecer tan rápido como a las pocas horas de la infección.
Entre el 5% y el 10% de los afectados con parálisis pueden morir si el virus logra inmovilizar los músculos que te permiten respirar.
¿Cómo se transmite la polio salvaje y en que países hay casos?
Se transmite principalmente de persona a persona. El contagio sucede cuando los microorganismos de las heces infectadas de una persona entran en la boca de otra, multiplicándose en el intestino de alguien infectado, como explica la OMS.
La poliomielitis salvaje ha sido acorralada geográficamente, pero no eliminada. El WPV1 es endémico únicamente en dos países: Afganistán y Pakistán.
Sin embargo, el virus demuestra que puede viajar lejos:
Hasta el 17 de septiembre de 2025, se notificaron 28 casos: 4 en Afganistán y 24 en Pakistán.
El Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC) detectó el virus en aguas residuales en Hamburgo, Alemania, con una cepa relacionada con Afganistán.
¿Cómo prevenir la polio salvaje?
La poliomielitis no tiene cura, por lo que la única defensa posible es la inmunización. La prevención se basa en el uso de vacunas, como la vacuna oral (OPV) y la vacuna inactivada (IPV).
La vacuna inactivada es clave porque protege contra los tres tipos de poliovirus y, al no contener virus vivos, no puede causar la enfermedad, como mencionan los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
Para evitar el resurgimiento del virus y lograr la erradicación global, la OMS recuerda las medidas que deben mantenerse:
Es vital importante que la administración oportuna de vacunas contra la polio llegue a todos los niños pequeños, manteniendo una cobertura de al menos el 90%.
Se debe intensificar la vigilancia de la parálisis flácida aguda y ampliar la vigilancia ambiental (muestreo de aguas residuales) para detectar la introducción o circulación del virus antes de que cause casos humanos.
Si viajas a zonas afectadas por la poliomielitis, asegúrate de tener tu vacunación completa. Si tu estancia es larga (más de cuatro semanas), debes recibir una dosis adicional de la vacuna antes del viaje internacional para reforzar tu inmunidad.
La amenaza de la polio salvaje aún está presente en varios países, y el riesgo de propagación podría aminorarse con la vacuna la información oportuna sobre los síntomas.
GD
