‘El Chapo’, entre la depresión, la locura y la muerte en prisión: “Estoy por tener un infarto”

Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, escribió una serie de cartas en las que se ve que está al borde de la locura. Esto a solo cinco años de comenzar a purgar su condena de por vida por narcotráfico en una de las prisiones más duras del mundo, la ADMAX de Florence, Colorado, la única prisión con el nivel de supermáxima seguridad en los Estados Unidos.

“Sin ningún programa educacional u oportunidad de empleo disponible para mí, sin acceso a la biblioteca y un tiempo limitado de ejercicio, me dejan sin prácticamente nada qué hacer mientras los días pasan. Me la paso sin hacer nada en mi celda, rodeado por las mismas cuatro paredes, en un ambiente siniestro y deshumanizante”.

“Las SAMs son punitivas y me estoy enfermando, por lo que pido que por favor remuevan las SAMs antes de que me dé un ataque al corazón o antes de que me vuelva loco, porque en las condiciones en las que estoy actualmente, que son tan crueles e inhumanas, eso es lo que va a pasar.”
El Chapo Guzmán se refiere a las Medidas Administrativas Especiales (SAM, por sus siglas en inglés), condiciones carcelarias que le impuso el Departamento de Justicia, que controla el Buró de Prisiones, para evitar que escape, como lo hizo dos veces en México.

Primero, en 2001, del penal de Puente Grande, Jalisco, oculto en un carrito de lavandería, según la versión oficial de los hechos. Después del penal del Altiplano, en el Estado de México, en 2015, a través de un túnel.

En ocho cartas, fechadas entre 2023 y 2024, que forman parte de una queja presentada por él mismo en una corte de Colorado contra el Departamento de Justicia, el Buró de Prisiones y los directores de la prisión, El Chapo aseguró que sus captores lo quieren muerto, envenenado.

“Me he quejado en varias ocasiones de ser despertado cada noche, después de la medianoche, por un repentino flujo de aire caliente en extremo que circula por cerca de 15 minutos, cuatro o cinco veces durante la noche, causando rápidas palpitaciones en mi corazón”.

“Este aire es extremadamente caliente. Este aire libera algún tipo de gas y cuando sale, mi cuerpo comienza a doler. Este aire caliente comienza normalmente a las 22:00 horas y dura 15 minutos. Después lo apagan por dos horas y después en la tercera hora lo vuelven a poner por otros 15 minutos. Luego lo apagan por otras dos horas y en la quinta hora, comienza de nuevo por 15 minutos más. Esto no me deja dormir bien y el calor aumenta mi presión sanguínea”.

“Estoy por tener un infarto (…) el dispositivo que han instalado para torturarme libera un gas, y se calienta tanto que me hace sudar y hace que mi piel tenga tanta comezón que termina doliéndome de tanto que me rasco. Como resultado de ese gas, siempre me da dolor de cabeza y mi presión sanguínea aumenta demasiado”

El Chapo aseguró que su abogada, Mariel Colón, quien ayudó a traducir sus cartas para poder presentar la queja administrativa, denunció lo que le hacían. Señaló que estas acciones se detuvo solo por un momento. Poco después, reiniciaron con el flujo de gas por las noches.

“Es claro que lo que el staff de la prisión quiere es causar mi muerte (…) he experimentado depresión y pérdida de memoria, lo que también son síntomas de la privación severa del sueño (…) he sufrido tremendamente en confinamiento solitario. Mi presión sanguínea se ha disparado a niveles críticos, llegando a dolores de cabeza y ansiedad”.

Como si la lista no fuera suficientemente larga, El Chapo desarrolló una alergia desde que llegó a los Estados Unidos. Una afección por la que suplica, pueda tener atención de un médico externo.

“Ya tengo más de siete años con la alergia, ya me duele hasta la frente, parte de la cara, mi nariz siempre me está doliendo desde que llegué a la prisión”.

JZ

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