Apple enfrenta un nuevo episodio de control de daños con el llamado ScratchGate, tras las crecientes quejas de usuarios que reportan rayones y marcas superficiales en los iPhone 17 Pro y 17 Pro Max. La compañía ha implementado medidas inmediatas en sus tiendas para proteger tanto los dispositivos de exhibición como la percepción pública de su marca, consciente de que cualquier fisura en la experiencia premium puede afectar directamente la confianza y fidelidad del consumidor.
La empresa de Cupertino atribuye los desperfectos a la “transferencia de material” generada por soportes MagSafe antiguos y cargadores desgastados. Como respuesta, Apple comenzó a instalar anillos de silicona en los soportes de exhibición de sus tiendas oficiales, con el fin de evitar el contacto directo entre los iPhone y superficies metálicas.
Paralelamente, el personal ha recibido instrucciones de limpiar con mayor frecuencia los dispositivos en sala de muestra, utilizando una mezcla especial con sal que mejora la fricción y ayuda a eliminar residuos adheridos. La compañía insiste en que estas acciones funcionan solo para marcas superficiales, mientras que los arañazos profundos en vidrio y chasis siguen sin tener solución.
Aun así, Apple reconoce que los modelos ya afectados no pueden restaurarse completamente, lo que refuerza la necesidad de prevenir más incidentes que erosionen la imagen de sus equipos de gama alta.
El impacto del ScratchGate en redes y consumidores
Y es que en plataformas como X y Reddit, los usuarios han viralizado imágenes de dispositivos, especialmente en color azul, mostrando rayones en la parte trasera y en el módulo de la cámara. El término ScratchGate ha ganado tracción rápidamente, recordando episodios pasados como el Antennagate del iPhone 4 o el Bendgate del iPhone 6.
El problema no es menor: en mercados como México, donde un iPhone 17 Pro supera los 28 mil pesos, las expectativas sobre durabilidad son proporcionales a la inversión del consumidor. Cualquier señal de desgaste temprano genera frustración y potencial desconfianza hacia la marca.
Más allá de la parte trasera, técnicos como los de iFixit han detectado arañazos en los bordes del módulo de cámara, resultado del diseño afilado y de la tendencia de la capa anodizada a desprenderse en las esquinas. Apple defiende la durabilidad del aluminio anodizado, comparándolo con materiales usados en MacBooks, pero la preocupación persiste.
El caso evidencia la delgada línea que Apple debe recorrer para sostener su promesa de calidad en un segmento ultracompetitivo. Según Counterpoint Research, los modelos Pro representan más del 60 por ciento de las ventas globales de iPhone, y la serie 17 es clave para mantener el liderazgo en el mercado premium, donde Apple concentra más del 70 por ciento de participación mundial en smartphones de más de 600 dólares.
La percepción de fragilidad puede impactar no solo la demanda, sino también la narrativa de exclusividad que Apple ha cultivado durante décadas. En contraste, competidores como Samsung y Huawei han fortalecido su comunicación en torno a la resistencia (con vidrio Gorilla Armor o certificaciones militares), aprovechando cualquier flanco débil del gigante de Cupertino.
Además, el creciente escrutinio en redes sociales acelera la magnificación de incidentes: fenómenos como ScratchGate pueden viralizarse en horas, obligando a las marcas a reaccionar con transparencia y soluciones tangibles para no comprometer el valor intangible de la confianza.
Si bien las medidas preventivas en tiendas buscan frenar el desgaste de la reputación, Apple enfrenta el reto de garantizar que los iPhone 17 Pro mantengan su atractivo premium frente a consumidores cada vez más exigentes. El verdadero reto no está solo en el hardware, sino en preservar la narrativa de excelencia que justifica su precio y su estatus en el mercado.
Con este episodio, la compañía envía un mensaje claro: la batalla por el liderazgo en el segmento de smartphones de lujo no se libra únicamente en megapíxeles o chips, sino en cada detalle que refuerce —o ponga en duda— la promesa de calidad absoluta.
GD