Hernán Bermúdez controlaba el crimen junto al CJNG

Desde Veracruz hasta Guatemala y desde Huimanguillo a Tenosique, en Tabasco Hernán Bermúdez Requena, también conocido como el Comandante H, o El Abuelo llegó a controlar toda la criminalidad en el centro operativo de esa entidad, gracias a la ruptura entre liderazgos que dejó la desaparición de Los Zetas en el estado y afianzado en una alianza con el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

Sostenido en el poder político que tenía al frente de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, Bermúdez Requena daba instrucciones a líderes criminales de la organización La Barredora sobre cuánto cobrar, dónde y cuándo cobrarlo, a quién asesinar o torturar y dónde abandonar los cuerpos. Daba “licencias” para delinquir a diestra y siniestra, autorizando ataques a grupos rivales, destacan documentos clasificados de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) expuestos por Guacamaya Leaks en 2022, que muestran la historia completa del encumbramiento de La Barredora en Tabasco.

Tras la muerte y captura —en el sexenio de Enrique Peña Nieto— de los líderes de Los Zetas en Tabasco, algunos miembros de sus familias y colaboradores cercanos tomaron las riendas de los negocios delictivos, como el tráfico de migrantes, cobro de piso, extracción de combustible en ductos, asalto a instalaciones de Pemex y trasiego de droga.

Con la llegada de Adán Augusto López Hernández como gobernador, la instrucción fue clara: pacificar al estado tras la desarticulación de Los Zetas y la ola de violencia que dejó. Bermúdez Requena se sentó a negociar con esos líderes, quienes con el paso de los años y bajo el “peso del Estado”, terminaron obedeciendo sus órdenes.

Hernán Bermúdez Requena tomó posesión del cargo de secretario de Seguridad en Tabasco en diciembre de 2019. Para febrero de 2020 ya se había reunido con los principales líderes criminales del estado, herederos de Los Zetas y que ahora trabajaban como brazo operativo del Cártel Jalisco Nueva Generación.

El plan de pacificación en Tabasco consistía en reducir las pugnas entre grupos criminales locales y “dar permisos” para delinquir a aquellos que “guardaran fidelidad al gobernador”, respetaran a la población civil y no generaran revueltas entre ellos. Tabasco venía de una serie de hechos violentos en el último año de la administración de Arturo Núñez Jiménez.

Así, el Comandante H permitió las operaciones de Benjamín Mollinedo Montiel, alias El Pantera para operar en los municipios de Huimanguillo, Cárdenas y Centro, específicamente cerca de él, en Villahermosa.

Los delitos a cargo de la estructura criminal de El Pantera fueron el tráfico de migrantes de Guatemala y Chiapas hacia Veracruz y Tamaulipas, lo mismo que el tráfico de marihuana y cocaína proveniente de Centroamérica.

Otros delitos que Mollinedo lideraba en la zona conurbada entre Veracruz y Chiapas eran el robo de ganado, extracción y venta de combustible ilícito, homicidios y extorsiones.

“Para realizar sus actividades delictivas cuenta con una amplia red de vigilancia [halcones] para detectar acciones que pudieran realizar las autoridades en contra de su organización delictiva. Se tiene identificado que cambia de serie telefónica cada 15 días, aproximadamente”, señaló la Sedena en sus informes sobre El Pantera.

Benjamín Mollinedo fue detenido por elementos de la Guardia Nacional el 15 de septiembre de 2021 en Ciudad del Carmen, Campeche. Tras su captura, su hermano Felipe Mollinedo quedó a cargo de los ilícitos y de cumplir el “acuerdo de paz” con Lucero Naranjo García, alias La Patrona, exlíder de Los Z.

Los Panteras mantenían trabajando con ellos como halconesa 10 exmilitares que desertaron en Chiapas, y cooptaron a las autoridades en las comunidades de Cárdenas, Sánchez Magallanes y La Venta.

El “paraíso” del huachicol
El Pantera y su grupo delictivo debían coordinarse con otro de los liderazgos que controlaba Bermúdez Requena: Euler Ruvalcaba Colorado, alias El Rayo, su mano derecha dentro de La Barredora y encargado de la recaudación de ganancias por el huachicol en las zonas de Cárdenas, Comalcalco y Paraíso.

El Rayo autorizaba a El Pantera las ejecuciones de grupos rivales y los movimientos al interior de la organización relacionada con el huachicol. A su vez, mantenía bajo sus órdenes a Miguel Ángel Martínez, alias Lanchero, principal socio de Elder Rodríguez Torres, Hormiga, encargado de corromper a personal militar en el puerto de Dos Bocas, municipio de Paraíso, para robar combustible directamente de los buques de Petróleos Mexicanos (Pemex).

EL UNIVERSAL publicó el pasado 17 de septiembre que Elder Rodríguez Torres llegó a pagar hasta 10 mil pesos a marinos y 5 mil a personal de la Defensa Nacional para robar combustible en el puerto de Dos Bocas, así como directamente de las instalaciones de Pemex en la zona.

JZ

leave a reply