“Efecto Tequila”: qué pasó cuando el Tesoro de EE.UU. rescató a México hace 30 años y cómo se compara ahora con el caso de Argentina

Reunido con Javier Milei en Nueva York la semana pasada, Donald Trump le dio un gigantesco espaldarazo político al gobernante sudamericano y le regaló una copia impresa de un mensaje publicado en la red social Truth, donde lo califica como “un gran amigo, luchador y triunfador”.

El mensaje político llegó acompañado del anuncio hecho por el secretario del Tesoro, Scott Bessent, sobre la entrega de un paquete de ayuda económica cuyos detalles aún están por definirse.

De acuerdo a lo que el jefe de las finanzas estadounidenses ha revelado hasta ahora, la ayuda financiera podría incluir comprar bonos argentinos en dólares, comprar deuda pública, crear una “línea swap” (un intercambio de monedas) por USD$20.000 millones y darle un crédito.

Este fondo ha sido utilizado en las últimas décadas para rescatar a países en momentos de crisis, como ocurrió con la grave recesión que enfrentó México hacia fines de 1994 conocida como el “Tequilazo” o el “Efecto Tequila”.

En ese momento, el gobierno de Bill Clinton aprobó un rescate de US$20.000 millones para controlar una fuerte devaluación del peso y una fuga masiva de capitales cuyos efectos ponían en riesgo tanto a EE.UU. como al resto de América Latina.

Aunque es el mayor rescate en la historia del Fondo de Estabilización Cambiaria, no es el único.

En la década de los 90, México continuó recibiendo préstamos provenientes de ese fondo por US$3.000 millones cada año hasta el fin de la década.

En 1995 Argentina recibió un crédito por US$250 millones, mientras que en 1998 Brasil fue rescatado con un préstamo de US$5.000 millones.

El último país que recibió recursos del Fondo de Estabilización Cambiaria fue Uruguay en 2002, por US$1.500 millones para detener una corrida bancaria.

Creado en 1934, este fondo tenía como objetivo financiar las operaciones del Tesoro para influir en el precio del dólar, pero desde mediados de la década de los 90 fue utilizado para otorgar préstamos a corto plazo, principalmente a países latinoamericanos.

Actualmente el fondo ha vuelto a estar sobre la mesa tras la crisis financiera que afectó a Argentina, detonada por una fuerte caída del peso, así como de las acciones y bonos (instrumentos de deuda) del país.

A mediados de septiembre, en apenas tres días, el banco central gastó en Buenos Aires más de US$1.000 millones de sus reservas en dólares para proteger el peso de una mayor depreciación y evitar una fuga masiva de capitales.

El viernes 19 el país estaba en serios problemas que solo lograron aplacarse cuando el siguiente lunes, justo antes de que abriera Wall Street, el secretario del Tesoro anunció en un mensaje de X que el gobierno de EE.UU. haría todo lo necesario para apoyar al gobierno argentino.

Bastó solo ese mensaje para que el temor pasara y los activos argentinos comenzaran a recuperarse.

Aunque en el caso argentino fue más bien un amago de una crisis más profunda, en diciembre de 1994 estalló en México una de las crisis más devastadoras de su historia.

Conocida como el “Error de diciembre” o el “Efecto Tequila”, fue detonada a partir de la devaluación del peso mexicano ante el dólar y una masiva salida de capitales extranjeros a raíz de una desconfianza generalizada de los mercados.

La devaluación del peso, que en apenas una semana se hundió más de un 60%, llegó en un momento en que el país había aumentado el gasto fiscal más allá de sus posibilidades, no tenía suficientes reservas en dólares y había acumulado un déficit en su cuenta de pagos.

Más aún, ocurrió en el período de transición entre el gobierno de Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo, lo que añadió un componente de inestabilidad política que agravó aún más las cosas, en un año marcado por eventos como el levantamiento de los zapatistas en Chiapas y los asesinatos del candidato a la presidencia Luis Donaldo Colosio, y del secretario general del Partido Revolucionario Institucional (PRI), José Francisco Ruiz Massieu.

Tras la devaluación, se produjo una espiral inflacionaria y una subida en las tasas de interés que generó un caos financiero. Hubo quiebras de bancos y empresas, se disparó el desempleo y la pobreza escaló a niveles incontrolables.

La crisis se propagó a nivel internacional, afectando a otros mercados emergentes, hasta que Estados Unidos intervino con un rescate de US$20.000 millones financiado con recursos del Tesoro.

El presidente Bill Clinton gestionó posteriormente un crédito adicional a través del Fondo Monetario Internacional (FMI), al que se sumaron aportes de bancos centrales de otras naciones a través del Bank for International Settlements y otras fuentes de financiamiento.

En total, se estima que México recibió un paquete de ayuda financiera cercano a los US$50.000 millones.

Norte con México y Canadá.
Con el rescate, EE.UU. evitó un colapso monetario y económico en México que habría contagiado a su propia economía.

Dejar caer a la economía mexicana significaba pérdidas millonarias al otro lado de la frontera porque había una gran cantidad de fondos estadounidenses invertidos en activos mexicanos.

“En realidad EE.UU. rescató el dinero de los mismos estadounidenses”, dice Juan Carlos Moreno-Brid, profesor de la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de México (UNAM).

El mismo año en que comenzó la crisis, México y EE.UU. acababan de firmar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN o NAFTA, por sus siglas en inglés).

Más allá de lo económico, en alguna medida el capital político del presidente Bill Clinton estaba en juego porque él apostó por echar a andar ese tratado, pese a la presiones de quienes se oponían, dice el economista en diálogo con BBC Mundo.

“Si México no era rescatado pronto, ¿cuál era el futuro del NAFTA?, ¡ninguno!”, afirma.

Para asegurar el pago, EE.UU. puso una condición que le permitía blindarse. A cambio del préstamo, México entregó como garantía los ingresos futuros de la renta petrolera del país.

Y no solo eso. El país se comprometió a aplicar estrictas políticas fiscales y monetarias para realizar un profundo ajuste económico, en línea con la agenda internacional de EEUU., que marcó el futuro del país.

En enero de 1997 México le pagó el préstamo, tres años antes de lo previsto, más todos los intereses acumulados. “Hicimos lo correcto”, dijo el presidente Clinton en una ceremonia en la Casa Blanca.

JZ

leave a reply