Aranceles a China: “México apuesta correctamente por EE.UU.”

Nuevo golpe arancelario para China luego de que México anunciara una propuesta de ley, que tiene muchas probabilidades de ser aprobada, para imponer tasas de hasta el 50 por ciento a productos procedentes de varios países con los que no tiene acuerdos comerciales.

La medida supone un golpe para las exportaciones de China, que en 2025 ya ha recibido un virulento ataque comercial por parte de la administración Trump, al que después se sucedió el de la UE . Ahora es el turno de México. ¿El argumento del Gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum? Entre otros, equilibrar la balanza comercial entre ambos países.

“México exporta a China más o menos 15 mil millones de dólares e importa de China aproximadamente 130 mil millones de dólares”, explica a DW Carlos Javier Cabrera, profesor en la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). “El intercambio comercial entre México y China es extremadamente desigual”, constata el experto.

Otro de los argumentos del Gobierno mexicano para imponer aranceles es impulsar el Plan México, el proyecto estrella de Sheinbaum para transformar la economía del país e impulsar su desarrollo. “La presidenta Sheinbaum busca fomentar la producción aquí estableciendo ciertos aranceles de importaciones, en este caso, particularmente, de China”, prosigue Cabrera.

Con un freno a los productos chinos del calibre de hasta un 50 por ciento de aranceles, la cuestión que emerge es cómo prescindir de las importaciones procedentes del gigante asiático. “China es el segundo socio comercial de México desde 2003, desplazando a la UE”, destaca a DW Enrique Dussel Peters, profesor de economía en la UNAM.

Para Dussel Peters, el problema es que el Gobierno mexicano no comprende la magnitud de la integración de las importaciones procedentes del país asiático. “El tema ha sido sorpresivo”, destaca. “Y no se ha discutido entre partidos políticos, en el Legislativo, con organismos empresariales”, critica el experto. “En los últimos 25 años, el aparato productivo mexicano ha sustituido masivamente las importaciones que históricamente procedían de EE.UU. por importaciones chinas. En el 2020, último dato del que disponemos, el 7,5 por ciento del valor agregado mexicano exportado a EE.UU. es valor agregado chino. Es decir, el auto que dice Made in Mexico tiene llantas chinas, monoblocks chinos, arneses, asientos, etc, etc…”.

La pregunta es de qué manera se van a sustituir productos tales como partes y componentes de autos que empresas nacionales y extranjeras radicadas en México necesitan para producir coches: si no vienen de China, ¿de dónde?

“No es trivial cambiar esa cadena de producción”, comenta a DW Óscar Ocampo, director de desarrollo económico en el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO). “Y hay formas probablemente menos disruptivas de hacerlo que ponerle aranceles de entre el 35 y el 50 por ciento a las importaciones chinas”, opina.

“China exporta mercancías para que México las utilice en sus procesos productivos, como las ensambladoras que hay aquí. Esa es una situación en la que podría presentarse un problema”, coincide Carlos Javier Cabrera.

“Prescindir de las importaciones chinas, algo que ha costado décadas, no va a llevar un fin de semana. Para hacer eso, se requiere de una estrategia integral con financiamiento, pero eso no existe hoy en día, el Plan México no lo plantea. Es una decisión política que no comprende suficientemente la profundidad de la importancia de las importaciones de China”, sentencia Enrique Dussel Peters.

Esa decisión política ¿responde de alguna manera a coacciones de Washington? A principios de octubre de 2025, está prevista la renegociación del T-MEC, el tratado de libre comercio entre Canadá, Estados Unidos y México. Y la iniciativa de imponer aranceles surge una semana después de que Claudia Sheinbaum recibiera en visita oficial al jefe de la diplomacia estadounidense, Marco Rubio, con quien conversó sobre asuntos de seguridad, combate al narcotráfico y comercio.

La presidenta de México niega estar cediendo a presiones: “No está pensado en función de las negociaciones con Estados Unidos, sino de un proyecto nacional” para fortalecer la economía, subrayó Sheinbaum a periodistas. Pero la irritada reacción del país asiático alude a la medida como “coerción de otros para imponer restricciones a China”, calificó Lin Jian, vocero del Ministerio de Exteriores.

“Hay tres motivos que, de alguna manera, se cruzan, pero el principal es el político. Llegar a EE. UU. y decirle: ‘Me estoy poniendo duro con las importaciones procedentes de China'”, explica a DW Óscar Ocampo. “También hay un motivo recaudatorio y un motivo de política industrial, pero el más importante es una cierta alineación con Estados Unidos. Esa es la razón por la cual son tan duros, porque se van al máximo posible dentro de la tarifa arancelaria que tiene México. En el conflicto EE. UU.-China, México tiene que elegir dónde alinearse y México apuesta correctamente por Estados Unidos”, subraya Ocampo.

JZ

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